„El olivar no es tan viejo, las ramas son escasas, no hay mucha hoja, así que después de luchar por la sombra en vano, me levanto y me voy. Si alguien me hubiera filmado, probablemente habría sido una especie de película muda, en la que el protagonista (es decir, yo) se sienta bajo un olivo, luego otro, pero el huerto es seguramente demasiado joven, no puede ofrecer aún ni sombra ni frutos. Con una melodía lúgubre de fondo, la chica de la mochila volvería a saltar el muro para salir del huerto y, arrastrando los pies por el polvo del camino, seguiría adelante, mientras los tambores subrayan el dramatismo de la situación...”
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